jueves, 15 de mayo de 2008

Educadores. Maestros de la trascendencia.


En el post antepasado, hablamos sobre la trascendencia y hoy, siendo el día del maestro en mi país me he puesto a la tarea de examinar la importancia de la enseñanza y la educación en la vida cotidiana y cómo está puede ser una herramienta de éxito para la vida.

Como les he contado en varias ocasiones, mis padres son educadores. Pero no son cualquier tipo de maestros, son maestros de maestros; han dedicado sus días a enseñar a sus alumnos cómo hacer para enseñarle a otras personas. Les enseñan técnicas para relacionarse con sus alumnos en las diferentes edades, para transmitir contenidos dependiendo de las competencias de sus alumnos… la lista puede continuar.

Este es un post como pocos, es un post de reflexión y de homenaje a los maestros y, en especial a mis padres. También es una invitación a todos los lectores de Proyecto Héroes y de Héroes de la Seducción a que asuman el reto de enseñar. Quizá, algunos me dirán: “Doc, pero yo no sé cómo enseñar nada” Bueno, no es necesario que seas profesional de la educación para poder enseñar algo.

¿Eres experto en alguna cosa, o tienes mucho conocimiento sobre cualquier tema? Transmítelo, no importa si recibes o no dinero por eso, pero seguramente trascenderás en los otros. Enséñale a tu padre a manejar la tecnología nueva, enséñale a un chico pequeño cómo dibujar un personaje famoso, enséñale y tus hermanos menores a practicar un deporte etc. Pregúntate qué hay en ti que sabes que sería útil en las manos de las personas que quieres y en las personas que necesitan de tener esas habilidades o esos conocimientos.

Claves para ser un maestro de la trascendencia

Enseña cosas útiles. No vale la pena enseñar travesuras o enseñar cosas que pueden dañar a otros. Por ejemplo, tuve algunos amigos en el colegio que me enseñaron a fumar. Trascendieron en mí, pero negativamente porque duré casi seis años fumando. Enseña cosas positivas, así sea cómo amarte los zapatos de una forma divertida.

Enseña algo que ames. En mi caso, me encanta enseñarles a los niños los trucos de magia que cuando chiquito hacía para “asombrar a mis padres”. Recuerdo que la última vez que le enseñe ese truco a un niño hizo llorar a su madre de ternura. También me encanta enseñarle a las personas a mejorar su vida emocional, siempre me lleno de gratificación cuando recibo frases de los lectores o de mis clientes diciéndome: “gracias, esto que me ha enseñado me ha cambiado la vida”.


Usa cualquier medio. Lo que sea. Cartas, enseñanza directa, un blog, un diario, dibujos. Las posibilidades son muchas.

Puedes enseñar en cualquier momento. No es necesario que dediques horas de tu tiempo para enseñar. Simplemente un ratico, un momentico. Enseñarle una pequeña cosa a alguien es cambiarle la vida un poquito. Con tan solo enseñarle al otro a coger un bus para ir de un lado a otro, te asegurarás que esa persona ya sabe que ese bus estará ahí.

Recuerda: todo lo que sabes lo aprendiste. Ya sea porque alguien te lo enseñó o la vida misma lo hizo. Hoy, me siento agradecido con mis padres, porque me han enseñado el valor de la educación y de ser maestro en la vida de otros.

PD: ESTE POST VA DEDICADO A MI PAPÁ Y A MI MAMÁ, LOS ADORO CON TODA MI ALMA Y LES DESEO EL MEJOR DÍA DEL MAESTRO. Y LES AGRADEZCO INMENSAMENTE QUE HAGAN SU LABOR CON LA FUERZA DE LA TRASCENDENCIA.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Aplausos!!!!

Magnífico!!!....no dejo de sorprenderme cada vez que leo y encuentro un tema nuevo lleno de profundidad y sentimiento como este.

En mi opinión el mejor que he leído hasta el momento.

Es cierto, los maestros tienen en sus manos el papel más importante y de mayor trascendencia: el ENSEÑAR a sus alumnos e instruirlos positivamente para que así ellos sean personas buenas y útiles a la sociedad.

Doc, excelente su trabajo, usted trasciende día a día sobre nosotros sus fieles lectores!!!

Gracias.

Ricardo

Anónimo dijo...

Encontre este blog a traves de un comentario en facebook y tengo que decir que ha sido un gran descubrimiento. Muy interesante.

Anónimo dijo...

Como maestro me he quedado impresionado. Gracias!